lunes, 24 de enero de 2011

Clarulina + Hector Luis Rivero



CHASCO
Luego de lavarle y plancharle las arrugas a su marido, Soledad lo dobló con sumo cuidado y lo metió en su bolso de invierno; se vistió con el nuevo abrigo de flores acampanadas, se puso la bufanda y el sombrero, y salió afuera en busca de una nueva ilusión. Caminó silenciosa entre la nieve y se paró en una esquina a esperar a que pasara un corazón verde para que le subiera las feniletilaminas del cerebro.
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Obra de Héctor Luis Rivero, cuyo blog podéis visitar en la dirección:

1 comentario:

La Novia dijo...

Con el marido en el bolso???

Mmmmm, no sé...

Beso a los dos :) :)